Hubo una época en la que estaba totalmente enganchado a repasar las noticias cada mañana. Abría el ordenador y daba un repaso a los principales periódicos. Primero a los más globales del país, luego a los más enfocados a la isla de Mallorca.
Aquello me daba como una especie de sensación de bienestar momentáneo. Unas noticias me llevaban a otras y, durante los 30-45 minutos que duraba la sesión, no podía parar de saciar mi sed de más y más contenido.
Pues bien, esa época terminó.
Y ya hace más de un año.
¿Por qué dejé de ver las noticias?
La respuesta corta sería: porque no me importan .
Pero déjame que lo desarrolle.
La mayoría de cosas de las que me informaba cuando le dedicaba tanta atención a las noticias eran cosas absolutamente irrelevantes para mi vida.
Cosas, muchas de ellas negativas, que pasaban a personas lejanas, en sitios muy remotos, que poca influencia tenían en mi rutina del día a día.
Sin embargo, la mayoría de las noticias alentaban el ánimo de crispación que hacían que, de buena mañana, me sintiera ya enfadado con el mundo.
Las noticias que venden son las negativas, las que nos dan motivos para quejarnos y justificar lo mal que estamos. Y yo, de esas, ya no quiero ni oír hablar.
Pero eso es un poco egoísta, ¿no?
No nos engañemos.
Cuando navegamos por las noticias, para informarnos por placer, no pinchamos sobre las noticias que tratan sobre las injusticias del tercer mundo, ni sobre el gran daño que le estamos haciendo al medio ambiente.
Pinchamos sobre la última discusión entre los políticos de turno, sobre la última explosión que destruyó un edificio en el centro de la capital del país, o sobre la última ocupación de algún edificio de una institución pública.
Noticias morbosas, sobre las que poca cosa se puede hacer, pero que pueden dar mucho de qué hablar.
Y nos dan motivos para seguir usando la ya famosa frase: «vaya arranque de año».
Frase que dicen incluso aquellos que a nivel personal pueden haber tenido un arranque totalmente normal. Porque es lo que la prensa nos invita a pensar.
Pero, y ahora… ¿Cómo me informo?
Pues no tengo un canal definido para informarme de todo lo que ocurre en la actualidad, pero lo que está claro es que me entero de todo lo más importante.
Al final, la mayoría de las personas siguen viendo las noticias, y éstas están deseosas de compartir lo fatal que va el mundo. Así que, solo por el hecho de tener amigos y familia, me acabo enterando de todo lo que es digno de mención.
Incluso a nivel político, gracias a la opinión que me brindan muchas de las personas con las que me cruzo, podría llegar a elegir al partido que quisiera que me representara en el Gobierno. Pero eso sería si otra de las cosas que he dejado de hacer no fuera votar. Lo cual daría para otro artículo completo.
El único tema que he conseguido eliminar por completo de mi mente desde que no leo los periódicos es el futbol. Y con eso estoy tremendamente contento, porque me parece lo más aburrido del mundo.
Más de una vez he recibido miradas dignas solo de algún bicho raro cuando, invitado a ver «el partido de esta noche», he respondido que a ver quién juega. Sobre todo cuando «el partido» es el famoso clásico.
Mi prohibición de entrar en las webs de los periódicos
Ahora que ya has leído hasta aquí, me siento con la confianza de contarte un secreto.
Antes te he dicho que hace más de un año que no leo las noticias.
Bien, es mentira.
En marzo de 2020, cuando lo del coronavirus pasó a ser algo serio y sobre lo que preocuparse, volví a desenfundar las viejas páginas de anuncios, digo periódicos.
Durante unos meses usé esa fuente de información para saber cómo evolucionaba la pandemia y enterarme de las prohibiciones a las que iba a ser sometido próximamente.
Y te seré sincero, aún hoy alguna vez tengo que entrar para comprobar que no haya ninguna nueva prohibición programada para los próximos días.
Sin embargo, eso que al principio me re-enganchó, finalmente me demostró que había hecho muy bien apartándolo de mi día a día.
Mira que llevé bastante bien el confinamiento, pero esas noticias me hicieron creer, solo por unos días, que había entrado en depresión.
Así que: NUNCA MAIS.
Actualmente tengo totalmente prohibido acceder a los periódicos. Y te aseguro que vivo mucho más feliz.
Acerca de Francesc
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