Todo eso de las finanzas personales está muy bien. Uno tiene que ser capaz de generar ingresos, luego administrarlos como toca para que superen los gastos, y saber gestionar el excedente para que, como mínimo, conserve su valor y, a poder ser, genere más dinero.
Si bien esa no es una tarea fácil y requiere de dominar ciertos conceptos y técnicas, más difícil es cuando, además, hay que combinarlo con la manera de gestionar el dinero de otra persona.
Está claro que no hay una manera correcta de gestionar y administrar el dinero, pero es que además, dos maneras diferentes de hacerlo en personas que, sí o sí, tienen que compartir gastos, puede provocar desequilibrios importantes y ser una fuente de estrés.
¿A qué viene hablar de finanzas personales y pareja?
Yo no sé si tú tienes la suerte de tener una pareja con exactamente la misma forma de pensar en todo lo relacionado al dinero, o si, directamente, gestionas de manera totalmente individual tus finanzas.
En mi caso, las diferencias en la manera de entender las finanzas personales son muy pronunciadas y es una fuente de debate constante.
Te transcribiré la conversación que me motivó a divagar un poco sobre este tema y ver qué conclusiones podía sacar. Fue más o menos así:
- Pareja: ¡Anda! En esta floristería tienen paniculata.
- Chofi: ¡Ah sí! Muy bonita, pero ya tenemos muchas plantas en casa.
- P: ¿Compramos un ramo para poner en el salón?
- C: Mm… Si me pides opinión, por mí no. Ya tenemos el salón muy decorado.
- P: Ya, pero es que es muy bonita.
- C: Como tú quieras, si tanto te gusta la compramos. Pero valora si el beneficio marginal de poner paniculata en el salón compensa lo que cuesta.
- 💥💥
No me malinterpretes, el coste de la paniculata debía ser ridículo. Ni lo miré.
Pero a mi me gusta valorar lo que me aporta y lo que me cuesta cada cosa que compro. Es la única forma que he encontrado de que a final de mes los «pequeños gastos» no se hayan comido el 70% de mis ingresos.
Efectos de las divergencias en la manera de entender las finanzas personales entre parejas
Creo que cuando se producen diferencias en este tema, se pueden apreciar dos bandos. Por un lado el bando ahorrador o rata, y por el otro el bando despilfarrador o despreocupado.
Y estas son las consecuencias que sufre cada bando cuando se producen estas diferencias.
El bando ahorrador:
- Tiene que asumir costes extra que descolocan sus finanzas
- Sufre estrés o ansiedad por sentir que se esfuma el dinero
- Es tildado de rata
Y por el bando del despreocupado:
- Se tiene que privar de cosas que de otra forma podría disfrutar sin remordimientos
- Tiene que justificar las compras
- Es tildado de despilfarrador
- Nota curiosa: Me ha costado sacar los efectos negativos que sufre el despreocupado de estar con una persona ahorradora. Para mí todos los puntos negativos que he puesto son positivos.
Al parecer las dos personas involucradas sufren las consecuencias de estar con alguien que pertenece al bando contrario. Ahora lo que hay que intentar es que eso no tenga consecuencias en la relación de pareja.
La coherencia para justificar las finanzas personales en la pareja
Hay otro punto importante a tener en cuenta.
Cuando una persona mantiene una postura ahorradora y pone el freno en los gastos comunes para que no se produzca un excesivo despilfarro, luego tiene que mantenerse firme en sus gastos a título personal. Es fundamental mantener la integridad, porque cualquier desliz haría perder todo tipo de credibilidad y haría tambalear todo el trabajo realizado.
Lo que he puesto con este tono tan formal no es más que: olvídate de despilfarrar con los amigos si te mantienes rígido en el despilfarro en pareja 😅😅.
Lógicamente eso es algo que pasa y, a veces, te apetece dejarte ir. Y eso no creo que tenga que ser ningún problema ni para ti ni para tu pareja. Pero alguna vez me ha caído un comentario del tipo: «¡Ajá! Para eso sí que tienes dinero, ¡eh!».
Como gestionar las finanzas personales en pareja
Antes de saber cómo hacerlo es necesario saber en qué perfil de estos dos estás:
- Todos los gastos son compartidos, tanto los privados como los comunes
- Cada uno administra sus gastos y hay una cuenta común para los gastos comunes
Yo soy del segundo tipo. Y no podría estar en el grupo uno.
De hecho, si eres una persona del bando de los ahorradores y estás en el primer grupo, ¡huye! Búscate cualquier excusa para pasar al segundo modelo antes de que sea demasiado tarde 😂.
Para los que, como yo, ya estamos en el grupo donde tenemos cierta libertad para, al menos, gestionar a nuestro antojo los gastos privados, veamos qué podemos hacer para sufrir menos.
En ese caso, lo más importante es saber qué cantidad dedicamos cada mes a los gastos comunes.
- Es súper importante hacer un presupuesto personal y tratar de que todos los gastos e ingresos queden bien categorizados para poder llevar el control de los gastos y ver cuándo nos pasamos de lo que teníamos previsto. Mira el artículo donde explico cómo hago yo el mío.
Si somos capaces de tener controlados nuestros gastos a nivel personal, luego podemos dedicar una parte a los gastos comunes e ir ajustándola para que cuadre evitando la mayor cantidad de fricción posible.
Los gastos comunes que yo tengo en mi presupuesto son:
- Viajes: tengo una partida a ir gastando a lo largo del año que es para los viajes, los cuales casi siempre son en pareja.
- Mantenimiento de la casa: aquí voy poniendo los gastos de limpieza de la casa, los cuales son muy fijos porque es lo que cobra la persona que viene a limpiar.
- Gastos comunes generales: este es el más polémico, es el cajón de sastre donde entra todo lo demás. Cuando salimos a cenar, cuando pedimos algo a domicilio, cuando compramos un ramo de paniculata… Este es el que más tiende a descuadrarse.
Y aquí, hoy, voy a desvelarte mi truco.
La partida de gastos comunes generales es una media hecha sumando los gastos comunes del año anterior, dividido entre 12. Así que asumo que algunos meses me paso, pero seguramente otros me sobrará dinero.
Pero, cuando se agota el presupuesto y estoy en déficit, elimino parte de mi presupuesto en viajes y lo paso a los gastos comunes. Asumo que la finalidad de uno y otro son lo mismo, tener planes en pareja y desconectar, así que rebalanceo entre esas dos partidas.
Conclusión
Lo más importante es que cada uno tiene que ser consciente de la importancia que tiene para el otro poder mantener libertad en su manera de gestionar el dinero.
A partir de ahí, como decía antes, es importante saber que algunas veces hay que dejarse llevar y no volverse loco, sobre todo con el fin de evitar fricciones innecesarias.
Igual que en la conversación que he transcrito hablaba del beneficio marginal, también hay que saber valorar el beneficio marginal que aporta evitar un gasto frente a entrar en una discusión.